La inesperada restauración de la visión de Joyce Urch’s luego de un ataque cardíaco es todavía un misterio para sus doctores.
Ella había sufrido un glaucoma, una condición en la cual una presión anormal en el ojo daña al nervio óptico. También dijo que su familia tenía un largo historial con la ceguera y que, a pesar a haberse realizado infinidad de tests, no había una explicación sólida para su pérdida de la visión. Especialistas dijeron que la restauración del glaucoma es casi imposible, ya que el daño que ocasiona es irreversible. “La única explicación racional es que una catarata muy densa se halla desatado de repente, lo que es muy extraño y estrafalario”, dijo Kerry Jordon, oftalmólogo y consultor del Colegio Real de Oftalmología. Hubieron, según él, sólo anécdotas sobre casos de pérdida y regreso psicológicos de la visión.
En el 2000 hay reportes de un hombre mayor de edad, de la misma localidad, que recuperó la visión luego de 12 años de ceguera. Un día, en su silla, descubrió que podía reconocer colores y su visión volvió. Algo similar le ocurrió a una mujer de Nueva Zelanda, ciega por 10 años, quien se golpeó la cabeza con una mesa cuando intentaba besar a su perro guía. Al día siguiente había recuperado por completo su visión. Los perros guía forman parte de muchas anécdotas como las anteriores. El hecho de andar con perros guías, golpearse y recuperar la vista, aparece nombrado en varios hechos de 1977, 1979, 1981 y 1988.
Otra historia, probablemente un mito urbano, relata sobre un indio ciego quien en 1985 golpeó su cabeza contra una puerta, recuperando su visión, pero perdiendo su sentido de audición al mismo tiempo.
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